martes, 24 de abril de 2012

Influencia de las nuevas tecnologías en el trabajo social


 La aparición de las nuevas tecnologías ha ido cambiando la sociedad. Ha ido modificando la economía, el mercado de trabajo, los sistemas de valores, la política, las estructuras sociales y, por consiguiente, modificando el papel del trabajador social al transformar:

     - las organizaciones de las que forma parte.
     - los requerimientos formativos que se le exigen.
     - las características y el origen social de los usuarios a los que se dedica.
     - y, en general, le sitúan ante un nuevo escenario en que los objetivos de su trabajo se modifican.

Actualmente toda la sociedad es consciente de que vivimos en una época de intenso cambio social.
Todos los cambios suponen nuevas oportunidades de mejora, pero también provocan la aparición de nuevos problemas. El trabajador social  trabaja con y desde la realidad  social, y ésta le afecta en todas sus dimensiones, así se le presenta el desafío de reajustar valores, conocimientos y técnicas si es que quiere contribuir realmente a ayudar a las personas.

El impacto de las nuevas tecnologías genera nuevas desigualdades sociales en función de los que posean o no el acceso a la información; por lo que el trabajo social es más necesario que nunca.
Es muy probable que la posibilidad y la capacidad mínima de entender los lenguajes de los ordenadores e interactuar con ellos se convierta en una 'herramienta cultural' comparable a la escritura, la lectura o la aritmética. Y por la misma razón pueda convertirse en un criterio o una característica para un nuevo grupo marginal.


 En una democracia es importante que las 'herramientas culturales' principales estén al alcance de todos en todo momento, puesto que este acceso influye mucho en las oportunidades sociales y el status. Pero a diferencia de las otras técnicas culturales como leer y escribir, el empleo del ordenador demanda inversiones importantes por parte de las personas privadas y muchas de ellas no tiene los medios.
 Existen barreras de acceso a la informática por parte de ciertos grupos. Los trabajadores sociales debemos estar alarmados por el hecho de que el desarrollo, la introducción y el empleo de la informática pueda ser algo accesible sólo a ciertos sectores de la población.
 La aplicación de las nuevas tecnologías es tanto un problema técnico como social. Por ello no se puede concebir que los trabajadores sociales sean capaces de conseguir sus objetivos profesionales si no son capaces de al menos analizar con competencia el impacto de las nuevas tecnologías en la sociedad, sobre todo si se quiere actuar profesionalmente de forma preventiva.
 El trabajador social debe hacer análisis y ser consciente de las contradicciones del desarrollo tecnológico y de sus consecuencias, sus peligros y sus posibilidades y no dejarse guiar por la afectividad o los prejuicios.

Al referirnos al papel y, especialmente al uso que los trabajadores sociales podemos hacer de la informática, nos enfrentamos a una serie de estereotipos que es conveniente aclarar:
     - "El trabajo social está reñido con las máquinas".
Los ordenadores son instrumentos; no son positivos ni negativos, todo depende de cómo se utilice.
      - "Informatizar el trabajo es burocratizarlo"
El trabajo social en todos sus aspectos utiliza básicamente información. La informática es  el medio de la manipulación de la información y por lo tanto, poniéndola al servicio del hombre debe contribuir a reducir en
gran medida la burocratización y eliminar procesos innecesarios.
     - "Introducir datos confidenciales en un ordenador es  peligroso, ya que la información queda desprotegida"
Es muy difícil acceder a los datos si están bien protegidos. Es más fácil acceder al papel que al ordenador.

 Hay otra razón por la que los trabajadores sociales debemos participar en el desarrollo de los procesos: impedir los abusos, influir en la aplicación de la informática y verificar lo que se puede y lo que se quiere hacer gracias a un programa.  Una protección activa, fundada en la responsabilidad, implica que los mismos
trabajadores sociales podamos tomar posiciones e intervenir en todo el proceso de gestión de datos.

La informática jamás podrá suplir el trabajo de un profesional. Sin embargo, bien utilizada, permite la utilización y síntesis de datos que nos permiten una rápida aproximación a la realidad, con todas las reservas que la utilización de estos datos exige. 
 El trabajador social tampoco puede ser sustituido en los aspectos de relaciones humanas, en la decisión personal, en la valoración de los hechos; pero sí puede serlo en la memorización de los datos que pueden ser recogidos de forma sistemática y en otras actividades administrativas. 

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